lunes, 30 de julio de 2012

Historias perdidas de Arda. 2.1 la guerra de los poderes

    Historias perdidas de Arda La guerra de los poderes 2.1


Preludio del autor picosito:
Sigue el relato de la guerra, mi versión  acelerada de una guerra, y la caída de la fortaleza de Utumno. Dándole un merecido protagonismo a los personajes Ólorin (Gandalf) Curunír (Saruman) Aiwendhil (Radagast) y Alatar, estos dos últimos abandonados terriblemente en las obras de Tolkien. El personaje Azeereg fue de mi creación, pues vi la necesidad de dar más nombres de maiars "malignos" Aunque sea su debut y despedida.

Imagen artística de Utumno. Derechos de  Beto_Sousa


L
a segunda entrada de Utumno era una gigantesca puerta de acero al pie de la montaña, siendo la única entrada a la caverna. Entonces Azeereg, un poderoso Maiar que antaño era ayudante al Vala Irmo[1] (Lorien) uso su poder para poner un encantamiento en las puertas haciéndolas infalibles a los ataques frontales de fuerza bruta, y ni siquiera la super fuerza de Tulkas pudo hacerlas caer; quince veces dio un violento puñetazo con toda su fuerza y quince veces tembló la tierra, hasta la lejana Cuivénen pero la puerta no se movió y Tulkas quedó frustrado y confundido, entonces desde la derecha y de manera sorpresiva aparecieron setenta Balrogs y atacaron al ejercito de vanguardia que se hallaba a los pies de la puerta de la gran caverna, sus intenciones eran golpear y huir pues detrás estaban aun los miles de soldados. Entonces Tulkas corrió y junto con Olórin Curunír y Radagast enfrentó a los Balrgos, éstos comandados por su capitán Gothmog comprendieron que el factor sorpresa había fallado y se retiraron con la pena de solo haber podido dejar fuera de combate a uno de sus enemigos pero con la satisfacción de no haber sufrido ninguna baja. Tulkas los persiguió con furia pero ellos pronto desaparecieron en una entrada secreta de Utumno que la nula paciencia de Tulkas no encontró jamás.
Entonces el Maiar Alatar -sirviente de Oromë- se adelantó solo a la gran puerta y viendo que ésta estaba hechizada y era más fría que los hielos eternos de los polos y tan dura como ellos dijo:
  Creo saber, amigos míos, como se ha de derribar esta puerta maldita. Pero es menester que vosotros retrocedáis para que intente usar un poderoso hechizo sin miedo a alcanzaros por accidente.
Y Ólorin dijo:
  que así sea querido amigo pero no hagas nada peligroso ni pongas tu propia vida en riesgo innecesario pues ahora el señor oscuro esta sitiado y de ser necesario el propio Aulë podría venir a socorrernos.
Entonces los presentes retrocedieron y Alatar se acercó a la gran puerta, Sus ojos azules se cerraron y juntó sus blancas manos y un fulgor salió de su frente e iluminó la entrada y alatar de súbito abrió sus ojos y ya no eran azules sino blancos como si se hubieran convertido en estrellas y gritó su hechizo:

Valaranë
Ipufaranë
Fogosinorë
¡Elbereth!

Y puso las palmas de la mano sobre la puerta y ésta sufrió tan violento cambió de temperatura que humeó y estremeció, vibró con violencia y luego  estalló como si hubiera sido tocada de pronto por el mismo sol. De la violenta explosión salió disparado Alatar pero fue cachado por Ólorin y por ésta hazaña Alatar fue conocido como “el derretidor de puertas” el que pudo derribar una puerta que ni siquiera el Tulkas el fuerte pudo traspasar.
Ahora bien detrás de la inmensa puerta de acero se encontraba el grueso del ejercito de Melkor aguardando para pelear con fiereza una última batalla, una batalla por la supervivencia y Azeereg y Sauron y Gothmog se hallaban ahí; Pero Melkor se disponía a ir a la más profunda de las cavernas con solo dos guardias.
Tulkas de nuevo se adelantó a toda prisa y por la oscuridad no vió a tiempo el ejército enemigo y Gothmog lo recibió con un durísimo martillazo en el pecho de tal violencia que el vala salió expulsado llevándose en su trayecto a Melian y un grupo de Maiars e hiriéndolos, y dicen los sabios que si ese martillaso hubiera sido recibido por cualquier otro ser habría muerto sin remedio en el instante, pero quiso el destino que fuera Tulkas y no otro en recibir el duro castigo así que en poco tiempo y con trabajos Tulkas se incorporó y  rió a carcajadas para luego unirse de nuevo a la batalla.
Pelo Melian no pudo continuar en la batalla pues el golpe con el cuerpo de Tulkas la había dejado herida y agotada.
Así fue que se libró la última de las batallas de la guerra de los poderes, después de un completo y corto sitio de utumno, dentro de la caverna misma que daba entrada a la profundidad de la fortaleza de Melkor. Ahí dentro se batían legiones de Balrogs y la oscuridad era frecuentemente iluminada por los látigos de fuego y las espadas y armas de los maiar. Y la tierra temblaba y el cielo relampagueaba y grandes trozos de la caverna y de la montaña cerca de Utumno se desprendían, muy lejos al Este en Cuivénen se preguntaban los elfos que era aquella lejana agitación y Aulë se entristeció pues comprendió que la tierra que él había modelado estaba siendo destruida.
Ahora bien, el ejercito de Melkor tenía como ventaja el terreno que era oscuro y conocido y tenia poco espacio como para resguardarse de los látigos y ahí el ejercito de Válinor sufrió el mayor número de perdidas;
Pero Eonwë peleaba con gallardía y usando un largo tridente dorado peleó con Gothmog y logro herirlo aunque no sin recibir daño y en verdad hubiera sido el fin del terrible Balrog y muchos males se hubieran evitado si no hubiera sido ayudado por tres Balrogs más que intervinieron y permitieron que Gothmog el señor de los Balrogs huyera de la batalla.
Al mismo tiempo y a pocos metros Sauron se vio envuelto en una batalla con Radagast Sauron con una espada de fuego como los Balrogs y negro escudo y Radagast con una alabarda y un escudo verde; Con el escudo Radagast contuvo la furia de la espada y lanzó una estocada que sauron desvió con facilidad; Pero Sauron lanzo su espada de al techo rocoso para que se desprendiera una gran roca y el derrumbe sepultara a Radagast, Y Sauron lanzó un hechizo para que Radagast no pudiera hacerse a un lado, El Maia al saberse derrotado recurrió a una medida desesperada: tomó una lanza  cercana y se tendió de bruces disparando a Sauron la lanza antes de ser sepultado esto rompió el hechizo, obligando Sauron a moverse bruscamente y causándole una herida en el costado pero no tuvo tiempo Radagast de huir y quedó bajo el derrumbe.
Impotente y lejano vio Ólorin la tragedia de su amigo, y con cólera salió al encuentro del herido Sauron y le cerró el paso, blandía únicamente una espada larga de punta picuda y de elaborados adornos en la empuñadura y Sauron lo vio y cerrando la mano inflamó de nuevo la espada; se lanzó a Ólorin y éste no se amilano y de frente y con furia chocaron las dos espadas sacando chispas y fulgores creando sonidos indescriptibles Ólorin usaba su propia espada como escudo y era terrible su fuerza unida con su cólera, hacia movimientos rápidos pues temia que Sauron usara algún hechizo y lo mantenía ocupado con sus múltiples golpes de espada, cuando pensó a Sauron cansado salto a una de las rocas del derrumbe que el mismo Sauron había causado y desde ahí se lanzo directo hacia su enemigo espada por delante y con todas sus fuerzas le despedazó el escudo y cayendo Sauron estuvo en el suelo boca arriba, derrotado, afectado por las heridas e indefenso; Aprovechó Ólorin y le encajó la punta de la espada en el hombro, entonces lanzó Sauron un terrible grito que cimbró toda la caverna y atemorizo a todos los integrantes del ejercito oscuro.
Poco después se unió Curunír y cuando se disponía a darle el golpe final a Sauron, Ólorin lo detuvo y dijo:
  Déjalo, más humillante y doloroso será que vea la caída de su señor y la ruina de su señorío. Y Ven ayúdame que tal vez Aiwhendil continúe con vida.

Ahora bien Curunír se maravilló del poderío de utumno y del dominio que tenía en la tierra media, y pensó que los valar eran demasiado pasivos y permisivos al dejar crecer tanto el poder oscuro, y más adelante envidió a Ólorin por derrotar a Sauron y despreció a Radagast; el motivo por el cual él, Curunír el sabio, no se vistió de gloria aquel día. La semilla del mal despertó en Curunír ese día.

Ahora bien, Sauron abandonó su cuerpo y su espíritu lucho para no ser absorbido por los Fëanturi[2] y huyo lejos al sur. Pero Azeereg el último capitán de Melkor que quedaba en la batalla había luchado de manera heroica y había derrotado a todos con los que se había batido en combate singular; pero por último fue Eonwë el jefe de todos los Maiar y el más cercano al dios Manwë el que le hizo frente, ambos blandiendo espadas largas y Eonwë empuñaba su espada Sikända que tanta fama le dio desde ese día pues era tan fuerte que cuando Eonwë creció en cólera golpeó tan fuerte a Azeereg que le cortó el escudo a la mitad y el antebrazo y la mano de Azeereg cayeron al suelo, entonces cayó de rodillas y Eonwë tomó el tridente que tenia atado a la espalda y lo lanzó a su enemigo. Asi terminó sus días el Maia Azeereg, quién fue fuerte y famoso en el trono de Melkor y tenía tantas influencias como Sauron; pero hasta en su muerte Azeereg fue fiel y útil al amo pues siendo ya espíritu soltó de golpe su energía y logró que la mayoría de los espíritus Balrogs que habían sido abatidos fueran esparcidos por la tierra media evitando asi el embudo que los Fëanturi habían creado para absorberlos y encerrarlos en las estancias de mandos destino que él mismo Azeereg no pudo evitar.



[1] Irmo es llamado Lorien pues es el sitio donde él permanece, es el dios de los sueños y las visiones. Véase índice de nombres. Tolkien, J. R. R. (1984). El Silmarillion. Ediciones Minotauro. ISBN 84-450-7139-4. P.10 
[2] Mandos y Lórien los amos de los espíritus

CONTINUA EL PRÓXIMO LUNES 6 DE AGOSTO 

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Nota extra y ATRACTIVA:
En estos tiempos Olímpicos que mejor que una foto de una de las atletas mas yommiyommi de Londres 2012 Maria sharapova. Estos días aprovechare para consolar a los náufragos con bellezas olímpicas
Deleitense.



¿Apoco no? Bueno me voy porque tengo alguien en cama. Nos leemos.



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