lunes, 6 de agosto de 2012

Historias perdidas de Arda. La guerra de los poderes 2.2

Preludio del autor picosito:

Con esta tercer entrega la guerra de los poderes termina, se trató de una guerra peculiar pues es la única narrada tanto de manera oficial en los libros con Tolkien (como en mi remedo de libro) en la los beligerantes son únicamente seres maiar y valar. Ainur. Todas las guerras por venir son con la participación de los hijos de Ilúvatar (Elfos y Hombres) o Enanos (creados por el vala Aulë) y los Orcos (modelados por Melkor). De nueva cuenta le di un progonismo justo (a mi parecer) a los Maiar que luego se conocerían como Gandalf y Saruman extendí el relato de la guerra y conecte éste episodio con el origen de los orcos. Me aparté de los caminos de Tolkien en el que la piedad (en éste caso de Olórin/Gandalf) siempre había sido algo positivo. Hay que recordar que mis historias perdidas de Arda son relatos de hechos no narrados o escuetamente contados, y son en esencia historias sueltas no necesariamente conectadas cronológicamente, aunque traté de seguir un orden; el próximo capitulo narra hechos sucedidos milenios después de ésta guerra. Pero esa es otra historia y deberá ser contada la próxima semana.

Tulkas, el vala que se encarga de derrotar y tomar prisionero a Melkor


Y
a completamente recuperado, Tulkas contempló la escena y sus ojos se llenaron de victoria pues ya ninguno del los enemigos estaba en pie, aunque también el ejercito de valinor había sufrido numerosas bajas.
Ahora bien, después de un largo corredor  que descencia cientos de metros se encontraba una tercer y última puerta, echa toda de madera gruesa y sin ningún adorno más que un rostro maligno en la parte superior, cuando Tulkas se preparaba a abrirla a lo lejos detrás de él se escucho a Eönwë:
  Espera por favor, poderoso señor, te ruego que ésta vez esperes a que los demás estemos listos para el asalto, pues amargas han sido las pérdidas por actuar tan apresuradamente, espera a que estemos todos en posición.
Tulkas se sonrojó un poco por vergüenza y un poco por ira pues la ansiedad de la batalla lo carcomía; Pero no tuvo que esperar mucho pues en breve llegó el ejercito y se preparó a irrumpir en el corazón de utumno cuando las puertas fueran derribadas.

Entonces Tulkas con toda la fuerza de sus puños derribó las puertas de madera y estas no  solo no estaban hechizadas sino que ya ni siquiera tenían guardias. Todos habían caído o huido después del desastre de la segunda puerta.
Pero Tulkas y todo el ejercito se detuvieron pues se sorprendieron de la bastedad de utumno; una ciudadela enterrada con siete caminos principales pero de los cuales se derivaban más y más caminos oscuros casi todos como si fuera una madriguera gigante de roedores, y estaba completamente vacía. Debían de separarse para buscar la ubicación de Melkor y ellos conllevaba más peligros pues podrían ser fácilmente presas de emboscadas; Pero Tulkas conocía bien a Melkor pues antes había luchado con él, y sabía que solo debía buscar la parte más profunda, ahí seguramente Melkor estaría cobardemente escondido; Y Tulkas se adelantó y corrió sin que sus compañeros pudieran seguirle del todo el paso y largo tiempo estuvo de una estancia a otra siempre tomando el camino que descendía, hasta que, por fin, llegó a una cámara y desde lejos distinguió uno de los látigos de los Balrogs que custodiaban a su señor y sin miedo alguno Tulkas irrumpió en la sala gritando:
 — ¡Melkor , Melkor! Sal de tu escondite, hemos venido a capturarte. Ríndete en nombre de Ilúvatar!
Pero no obtuvo más respuesta que el ataque frontal de los dos Balrogs, con facilidad esquivó los latigazos y acabó con uno de los guardias golpeando con su rodilla su abdomen y al otro le detuvo el golpe de la espada y con el puño le sumió la cabeza entre los hombros.
Entonces Melkor que estaba mirando desde el fondo de la estancia se puso de pie y no tuvo más remedio que luchar con Tulkas, pero se encontraba muerto de miedo y su poder había disminuido pues usó demasiado en las corrupciones de los Balrogs y en la creación de los orcos.
Asi que después de una lucha de 20 minutos en la cual Melkor atinó dos golpes de martillo en Tulkas pero recibió en cambio diez veces más golpes y donde intentó en vano sumir a Tulkas en un hechizo de sueño, Melkor fue derrotado y a golpes cayó de bruces y entonces Tulkas sacó la cadena mágica Angainor que Aulë le había dado para capturar a Melkor y lo hato con  fuerza y lo obligó a salir.
Cuando Tulkas con su humillado prisionero se encontró con  Eönwë en los pasillos de Utumno, grande fue la sorpresa de todos al ver al más poderoso Vala en Eä[1] sometido e incapaz de liberarse de las cadenas.

Se dice que la cadena Angainor es una de las obrás más celebres y virtuosas del Vala Aulë y en verdad es difícil apoyar del todo esta afirmación, pues Aulë es el maestro de todas las artesanías y de todas las labores que impliquen la habilidad y la capacidad creativa, y las maravillas e inventos que ha hecho Aulë no tienen comparación y todas son utiles y necesarias. La cadena Angainor tiene una propiedad extraña entre las cosas de Aulë: está encantada. Y es un misterio no revelado el material de su hechura pero nadie en Arda ni elfo ni vala ni hombre ni enano puede romperla o abrirla más que el propio Aulë.

Cuando Tulkas iba saliendo con Melkor encadenado de la primer puerta destrozada de Utumno llegó Ulmo y por pedimento de Oromë invocó una gran inundación para apagar los ríos de lava que Melkor había hecho brotar y fue tan grande esta maravilla de Ulmo que la tierra cambio y nuevos ríos y bahías y lagos se formaron, pero algunos de los Maiar fueron mandados a explorar los oscuros rincones de Utumno en busca de Gothmog señor de los Balrogs y de cualquier remanente del ejercito; entre ellos  Alatar, Pallando, Ólorin y Curunír pero poco tiempo estuvieron buscando pues pronto fueron convocados por Oromë y Ulmo para ir a Valinor y presentar al prisionero ante Manwë y en verdad pensaron que Utumno había sido vaciada y que la estancia donde Tulkas venció a Melkor era la más profunda de todas. Se equivocaron y subestimaron la malicia de Melkor pues él con toda intención de confundir se quedó en el penúltimo nivel de Utumno como las gallinas que empollan, y un nivel abajo, escondida bajo una gran roca circular se hallaban durmiendo el Balrog guardián Langarë y Zergë y la primera camada de orcos, esperando el llamamiento de algún señor, en otro tiempo donde el mal surgiera. De las ruinas de Utumno y Angband salían nubes negras y vapores de agua, pues fueron inundadas y llenadas de lodo y tierra. Y el ejército victorioso se alegró y marcho a occidente pensando que el  mal había sido erradicado de la tierra media.

 Ahora bien, a Melkor lo vendaron de los ojos y amarrado de pies y manos fue llevado por Tulkas  y Aulë y Eonwë lo escoltaban y no le permitían hablar pues era conocido por usar mentiras disfrazadas de verdad para crear dudas y hechizos; Pero Ulmo se adelantó viajando rápidamente por el mar para preparar el juicio en valinor. Allí en en el anillo del juicio, se reunieron todos los valar y Melkor fue puesto boca abajo ante los pies de Manwë y éste lo dejo hablar, y Melkor pidió perdón y misericordia y en verdad quería Manwë perdonarlo pero la decisión fue condenarlo a permanecer encerrado por tres edades[2] en las estancias de Mandos de donde nadie puede escapar ni elfo ni vala ni hombre mortal.  Pero el cautiverio no le quitó la maldad a Melkor; por el contrario su odio creció más y los objetos de su odio se diversificaron, y mucho del tiempo que estuvo preso lo usó para maquinar y planear su venganza, pues cuando le quitaron la venda de los ojos pudo ver la beatitud y la belleza que los valar habían hecho en su morada y sintió envidia y pudo ver parte de uno de los árboles y supo que de ellos nacía gran parte de la luz y la belleza del reino y deseo más que todo vengarse de Tulkas y de todos los quendi, pues ellos sin quererlo, habían sido los culpables de su ruina y su miseria. Pero en el fondo reia pues recordaba su más vil acción: la creación de los orcos que esperaban a que él regresara para adueñarse del mundo y vengarse por él.

Así dio fin la guerra de los poderes que a pesar de todo no erradicó el mal de raíz y en verdad muchos males se hubieran evitado si Ólorin no fuera tan piadoso y hubiera permitido que se diera fin a Sauron el maldecido.


[1] “El mundo que es” nombre que se le da a todo el universo en las obras de Tolkien.
[2] Tolkien, J. R. R. (1984). El Silmarillion. Ediciones Minotauro. ISBN 84-450-7139-4. P.25



Continua el próximo lunes 13 de agosto
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Nota extra y ATRACTIVA:

Si llegaste a esta página buscando en google venenos para rata... y tienes el ceño fruncido. Consuélate, en ésta tu sección para los que son como tu; Seguimos con bellezas olímpicas (y continuaré con bellezas olímpicas aunque ya hayan terminado las Olimpiadas) una de las más mejores de las Olimpiadas, la Baloncestista Antonija Misura  ¡¡Super YommiYommi!! tenia que ser Croata! ¡ummm! esta tan bien que pondré dos fotos.




¡Viva Croacia!

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Nota extra/Actual.

Hace poco murió chavela vargas. Recordemosla con un video:




Así que tómense ésta botellita conmigo y en el último trago nos vamos.

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