lunes, 13 de agosto de 2012

Historias perdidas de Arda. 3 La guerra de la cólera



Preludio del autor picosito:

Cómo lo explique en la introducción de mis historias perdidas, este remedo de libro es un intento de expandir las historias o de dar una versión de como hubieran sido a mi gusto las cosas. En esta ocasión, salte siglos y siglos en la cronología de la tierra media, y llego a la “guerra de la cólera” el último enfrentamiento entre los valar y Melkor. ¿Por qué en mi libro me ocupo de las guerras? ¿Por qué aprovecho cada enfrentamiento para ampliarlo? Porque de nueva cuenta la narrativa en los libros de Tolkien sobre este conflicto es poco abordado, da pocos detalles y se enfoca más en otros aspectos de la guerra. En esta guerra Tolkien le dedica aproximadamente 715 palabras, pero no todas hablan de la guerra en sí. En mi versión quise dar muchos más detalles, más explícitos y darle su lugar a personajes importantes. Aunque ciertamente para que el lector comprenda al 100% mi texto se necesita que haya leído el Silmarillión. Nadie es perfecto. Queriendo resarcir de alguna manera eso en mi libro escribí los antecedentes, donde intento explicar pero aun así para entender se necesita conocer algo de la obra de Tolkien.




La Guerra de la Cólera

Antecedentes

T
iempo después de que se cumplieran las tres edades del cautiverio de Melkor  los valar inocentemente liberaran a Melkor que fingió estar arrepentido, y engaño a todos. Y durante un tiempo simuló haber cambiado e incluso enseño cosas a los elfos que ya vivían con los Valar, sobre todo se acercó más a los elfos Noldor[1], un pueblo de entre los elfos que tenían dentro de sus corazones avidez por crear y aprender siempre algo nuevo, y que buscaban ser versados en todos los asuntos de Arda. Pero solo obró de esta manera Melkor para conocer al nuevo pueblo y espiar a los valar, y buscar debilidades y no pasó mucho tiempo para que Melkor sembrara semillas de dudas entre los elfos de las cuales tiempo después germinaron rencores que nunca desaparecieron hasta el fin del Arda maculada. Cuando todo estuvo dispuesto Melkor ejecutó su plan con la ayuda de un poderoso Maiar: Ungoliant y oscureció la mismísima tierra de los valar y destruyó lo más sagrado que ellos tenían: Los dos árboles que eran los dadores de luz y paz a toda la tierra, pero aun más asesinó a Finwë el Rey supremo de los Elfos Noldor derramando sangre por primera vez en el reino bendecido. Así Melkor inició una cadena de males que hicieron sufrir hasta a los mismos valary estuvo orgulloso y se burlaba; pues en la inmensa confusión pudo escapar de nuevo a la tierra media y se instaló en Angband una de sus antiguas fortalezas en el norte, y con su poder hizo que Sauron y Balrogs volvieran a tener cuerpo y restableció su poder y despertó a los Orcos que se multiplicaron.
Pero aún en su ausencia causó males, pues las semillas de odio germinaron e hicieron que elfos derramaran sangre de elfos y gran parte del pueblo noldor se auto exiliara a la tierra media, llevados por la ira y el orgullo del primogénito de Finwë: Fëanor el más poderoso de los hijos de Ilúvatar. De esto y más se cuenta en el silmarilión.  
Desde el asesinato de Finwë y el robo de las joyas sagradas creadas por Fëanor y llamadas Silmarils, el hijo de Finwë llamó a Melkor  Morgoth que significa “el enemigo oscuro” y prácticamente todos adoptaron ese nuevo nombre pues describe a la perfección a Melkor como en verdad es.

Ahora bien, mucho tiempo después de su liberación y de sus fechorías Melkor el Morgoth logró dominar casi por completo la tierra media, una tierra muy cambiada y con nuevas razas:
 Los hombres mortales, los segundos hijos de Ilúvatar a quienes Morgoth esclavizó y controló a los que pudo y persiguió y asesinó a los que  se le opusieron.
Elfos, Tanto Noldor y sus descendientes que se exiliaron de la tierra de los valar, y elfos Sindar o Avari[2] que nunca estuvieron en valinor.
Enanos, Fueron creados por el Vala Aulë, que no pudo esperar a conocer a los hijos de Ilúvatar y deseaba tener discípulos a los cuales enseñar sus artes; Pero Ilúvatar le recordó que los valar no tienen el poder de crear seres complejos y parlantes y que si lo hacen serian seres que obedezcan a la voluntad del  pensamiento del creador, pero si el creador lleva su pensamiento a otro sitio ellos se quedarán quietos[3], pero después de un gesto de tremenda humildad por parte de Aulë Ilúvatar se compadeció de él y complacido decidió adoptar a los enanos y darles vida y voluntad propia, respetando la hechura de Aulë hasta en el más minimo detalle.

Ahora bien en su apogeo Morgoth cumplió su objetivo de multiplicar a la inmunda raza de los orcos, millones y millones nacieron y murieron y muchas veces pelearon con los hijos de Ilúvatar y con los enanos y de los padres de los orcos todos habían muerto excepto Zergë  que era parte del consejo de Morgoth; Pero el señor oscuro no se quedó ocioso y creo y corrompió a muchas otras criaturas; Trolls, Lobos y dragones integraban el enorme ejercito oscuro y también Balrogs y miles de orcos; pero también hombres engañados y enanos mezquinos.
La situación de los pueblos libres se volvió tan desesperante que Eärendil el primer hijo de hombre y mujer elfo, se hizo a la mar; y tenía un Silmaril, una de las joyas que antaño había creado Fëanor y por suerte llegó a las costas del occidente y habló ante los valar como embajador de elfos y hombres suplicando el perdón y la ayuda de los dioses, logró su compasión y los valar se prepararon para acabar definitivamente con Morgoth y todos los elfos que vivian con ellos; Los Vanyar[4] y los Noldor que no se exiliaron, Pero los Teleri[5] solo prestaron sus barcos pues no olvidaron las impías acciones que Fëanor y su pueblo habían hecho[6].

Esquema básico de los quendi (elfos):


 Guerra total

El ejercito de Valinor pronto se embarcó y en esta ocasión fue mucho más numeroso pues iban también los Vanyar los elfos hermosos y muchos de los Noldor que no habían abandonado Amán además de los maiar comandado por Eonwë y los valar Tulkas y Oromë los que más aptitudes tenían para las batallas Y Ulmo como acostumbra se unió después a la batalla.

El mar que separaba la tierra media del reino bendecido se llenó de  blancos barcos llenos todos de poderosos guerreros elfos; Pero los Valar y los Maiar no necesitaban barcos.  Cuando el ejercito desembarco en verdad paso muchísimo tiempo para que se volviera a ver tan inmenso y majestuoso contingente; Al frente de los Vanyar iba el mismo Ingwë Rey supremo y sus estandartes eran blancos y con astas de plata; Y Finarfin comandaba a las huestes Noldor y una vez más Ólorin, Curunír, Radagast, Pallando, Alatar y muchos Maiar fueron comandado por Eonwë, y parecían jóvenes y altos elfos con armas y fuerzas terribles.
Ahora bien, Morgoth había crecido mucho en orgullo, y le parecía que nadie más se atrevería a librar una
Guerra abierta contra él. Además, imaginaba que había enemistado para siempre a los Noldor con los señores del occidente y que contentos en su propio reino, los Valar ya nunca harían caso del mundo exterior y se dedicarían a vivir una vida tranquila y pacifica dentro de sus propios reinos.
Pero el atrevimiento de que un hombre mortal, Eärendil, pisara las tierras inmortales y hablara con los dioses no fue recompensado y ya no podría permanecer ni entre los elfos ni entre los hombres hasta que el fin llegara, y fue encomendado a dirigir por el cielo un barco volador, llevando el Silmaril en la frente, anunciando así la inminencia de la guerra de los señores de occidente.
Pero Morgoth una vez más pensó que su ejército era demasiado poderoso y una vez más les salió al encuentro directo; no obstante esta vez envío casi todo su ejército para finalizar la guerra en una sola batalla.
El ejercito del occidente se componía de quinientos mil elfos Vanyar y Noldor y cuatro mil quinientos espíritus divinos Maiar; Pero los pueblos libres al ver llegar tan formidable ejercito comando por reyes y príncipes se sintieron aliviados y unieron sus fuerzas a la marcha; Así se unieron Elros y Elrond hijos de Eärendil quien los había dado por muertos y Círdan y muchos de los hombres Edain, amigos de los elfos pelearon a su lado.
El ejercito de Morgoth tenía en sus filas un millón doscientos mil orcos, mil novescientos Balrogs, quince mil hombres llamados “los orientales” cuatro mil soldados enanos de los denominados “Mezquinos” lobos y jinetes de lobos; Pero los licántropos y los dragones se quedaron en las fortalezas de Angband y Thangorodrim comandadas por Sauron y Morgoth respectivamente.

El ejercito enviado por Morgoth al encuentro de los señores del occidente era tan numeroso que ocupaba por completo un valle y llevaban armas de guerra, catapulpas y gigantescas ballestas manejadas por Trolls y algunos de entre los orientales iban montados en gigantescas criaturas como si fueran torres móviles; ancestros de los olifantes.
Pero los números no ganan batallas, y los señores del occidente no se amilanaron, pues sabían que entre ellos tenían a Tulkas el fuerte y a Oromë el mejor cazador de monstruos, y todos eran fuertes y llevaban la luz de aman en sus rostros, y sabían que los orcos no eran rivales para los elfos.

Cuando los dos contingentes se encontraron hicieron alto por un momento y el ambiente se llenó de una inmensa y desesperante expectación y se miraron; pero las huestes de Morgoth tuvieron duda y miedo.
Entonces Eonwë por orden directa de Tulkas hizo sonar las trompetas de guerra y en el cielo sonaron ruidosas y estridentes y la tierra tembló por el sonido y por los pesados pasos de Tulkas que delante de todos se lanzó a la batalla, cuatro kilómetros separaban a un bando del otro, y los servidores del señor oscuro se encontraban con una ligera ventaja del terreno; en una elevación.
Entonces Langarë, el nuevo señor de los balrogs (pues Gothmog ya había caído a manos de Echtelion en la lucha de Gondolin) dio la orden de disparar y las maquinas y catapultas lanzaron grandes rocas y rápidos dardos hacia el ejercito de occidente, si bien ningún arquero disparaba pues cuatro kilómetros era demasiada distancia, las catapultas y lanzapiedras estaban apenas a buena distancia, Tulkas dejó de correr y salto tan alto que pudo cachar una de las rocas lanzadas y aterrizando lanzó con mayor fuerza aún la roca regresándola a los enemigos aplastando a cientos de ellos; pero las demás rocas llegaron a destino y alcanzaron a muchos de entre los elfos. Entonces Eonwë dio marcha a la caballeria y Oromë y su ejército montado ataco de frente. Todo el demás ejército se movió al frente y cuando estuvo a tiro de arco disparo cuatro rondas mientras la infantería avanzaba, por momentos el cielo parecía estar cubierto por engambre de insectos por las miles de flechas que cruzaban de un lado a otro.
Ahora bien la marcha encolerizada de Tulkas nada podía detener, ni dardos ni rocas ni lanzas y con golpes se abrió paso entre las filas de los orcos moviéndolas como si fueran de papel, y pasó cerca de un lanzapiedras y de un salto la despedazó; su objetivo era Langarë.
Ahora bien, el ejercito de Morgoth contaba con medio centenar de lanzapiedras y la lluvia de rocas preocupó a los capitanes del occidente, entonces se encomendó a Ólorin, Curunír y Alatar usar sus poderes para interceptar en el aire todas las rocas que pudieran, y las desviaran o las hicieran polvo.
Pronto la caballeria con Oromë se encontró con la infantería orco y la barrió con tremenda facilidad; y Tulkas llego hasta Langarë y lo aplastó con una de las rocas de los lanzapiedras, los orcos frustrados y sorprendidos por la tremenda cólera de los señores de occidente poco pudieron hacer.
Entonces Sauron que era el general de todo el ejercito, mando a la caballeria y terribles criaturas con aspecto de hienas gigantes y montadas por orcos fuertes y negros se lanzaron a la caballeria de Oromë, Sangriento fue el encuentro, pues los jinetes de Sauron tenían la ventaja de que su montadura atacaba, lanzandoterribles mordiscos que podían descabezar al instante los caballos de los elfos derribando así al jinete y dándole muerte.
Pero Oromë hizo sonar su cuerno y los jinetes se reagruparon detrás de él y ordenando una lluvia de flechas y luego una embestida de los maiar detuvo y acabó con la mayoría de la caballería enemiga.
Entonces Ingwë avanzó junto con todo el ejército restante y la escena fue grotescamente sangrienta:
Desde el cielo se veía de manera perfecta, seis kilómetros cuadrados llenos de lucha y espadas rotas y yelmos hendidos, y sangre negra y roja y gritos y humo y fuego.

Pero como se esperaba los orcos no fueron rival para los elfos ni menos para los maiar y fueron totalmente barridos y casi todos los balrogs superados en número y en poder a veces incluso hasta por los propios elfos fueron muertos. Oromë se encargó personalmente de los Trolls pues era especialista en acabar con los monstruos, y con una lanza  larga y terrible ensartaba o atravesaba  a los gigantescos seres, y al ver que un inmenso olifante se acercaba, sintió miedo, no por él sino por su caballo; entonces tomo su lanza y concentrando su fuerza y poder divino la disparó y tanta fue la fuerza que la lanza penetró por la cara del olifante y salió por su lomo matando al instante al inmenso animal y acabando con el ánimo de todo el ejercito enemigo; Cuando el olifante cayó la tierra tembló y se levantó una inmensa nube de polvo, y los orcos y hombres y enanos huyeron pero muy pocos sobrevivieron pues fueron perseguidos a muerte.
Ahora bien, Sauron al verse derrotado y ver como Tulkas se le acercaba cada vez más. Huyó hacia Angband y de entre todos los Balrogs solo media docena logró huir, y se escondieron en cuevas muy profundas para no oir los llamados de Morgoth.

Al final de la batalla el ejército de occidente lanzó gritos de júbilo y los elfos cantaron, pero en breve fueron de nuevo reagrupados y marcharon hacia el norte a Thangorodrim.
Pero Oromë y un grupo de maiars comandado por Curunír se encaminaron a Angband por suplicas de los elfos de la tierra media, pues muchos de los suyos estaban prisioneros ahí y esta vez Eonwë no quiso que los sirvientes de Morgoth se esparcieran y quedaran con vida como en la batalla de los poderes.
Asi fue como Oromë sitio Angband y evitó que sus fuerzas fueran enviadas como refuerzo a Thangorodrim.
Ahora bien, el 85% del ejército del occidente se dirigió directamente a Thangorodrim, que eran altas y oscuras montañas y fueron una fortaleza inexpugnable por mucho tiempo. Y en verdad nunca hubiera caído a manos de los habitantes de la tierra media pues ni todos juntos tenían al poder suficiente como si lo tuvieron los elfos Vanyar y los señores del occidente.
  

 CONTINUA EL PRÓXIMO LUNES 20 DE AGOSTO.
                                       


[1] Véase índice de nombres
[2] Véase índice de nombres
[3] Tolkien, J. R. R. (1984). El Silmarillion. Ediciones Minotauro. ISBN 84-450-7139-4. P.19

[4] Uno de los 3 clanes de los elfos, seguidores de Ingwë y que siempre han vivido en Aman
[5] El tercer clan elfico, seguidores de Elwë y luego de su hermano Olwë, aman sobre todo el agua y el mar y son los mejores marineros de arda.
[6] La matanza de Alqualondë donde Fëanor y su pueblo tomó por la fuerza muchos de los barcos teleri y se derramo mucha sangre
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Nota extra y ATRACTIVA
Seguimos con bellezas olímpicas, si google te trajo aquí buscando imágenes de naruto... compensate viendo a Ellen Hoog jugadora de Hockey Holandesa.

¡Viva Holanda! ¡Viva el Hockey!

Nota extra extra:
Hablando de Olimpiadas ya el 27 de agosto de este año inicia la olimpiada de ajedrez un super evento internacional que se organiza cada 2 años si no me equivoco. De este evento miles de historias han surgido en el pasado, y esta edición se siente histórica por el record de naciones participantes: 162 países participantes. Este rincón picosito hará un esfuerzo por aportar material y comentarios picositos del evento. Ojala pueda darle una cobertura como yo quiero. Ya ven que cuando se trata de coberturas, de cubrir, soy muy meticuloso.







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